lunes, 6 de abril de 2009

Lo que deja la lluvia

Llueven palabras, suspiros y lamentos.
Llueve sin parar.
Sin parar llueven canciones y hasta guitarras.
Esta noche, todo llueve.
Llueven peleas, reconciliaciones.
Él se sienta en la ventana
y estira, de tanto en tanto, la mano.
Desde ahí sentado
mira caer en lluvia: novias, silencios, recuerdos.
Mira las miradas que llueven.
Al principio llovían mares,
entonces él estiraba la mano
para tocarlos en mitad de la caída.
Pero más tarde,
cuando se largaron a llover montañas,
tuvo que meterse adentro
y hasta casi bajó las persianas.
Ahora llueve lo último que queda arriba.
Él, más que nunca, está sentado en la ventana,
con los vidrios abiertos
y el cuerpo listo para lanzarse
tras la primera esperanza que caiga
cuando ya no haya otra cosa para llover.

1 comentario:

Aldonza dijo...

Si es que para entonces,
no cayó algún billete
y le voló la cabeza.